¿Porqué a los niños les atraen las situaciones peligrosas? Descúbrelo aquí

La inocencia y curiosidad son factores que desarrollan la creatividad del niño, pero también lo llevan al riesgo, de allí la necesidad de una vigilancia constante y /o cuidado permanente para evitar que sean ellos los que descubran el peligro.


A medida que crecen los niños los riesgos se acentúan y aunque en gran parte estos peligros pueden ser causados por nosotros al no tener la extrema vigilancia de los niños, otra parte viene dada por la curiosidad e inocencia de ellos (una vez han aprendido a gatear y/o caminar); podríamos hablar entonces que “el porcentaje de culpa” estaría dividido en aproximadamente un 60% culpabilidad de padres, amigos, cuidadores y/o familiares cercanos, y un 40% de los propios niños.

Y es que a pesar de que ellos siguen siendo indefensos; cuando comienzan a gatear y a dar sus primeros pasos descubriendo el mundo que les rodea, no se escapa la posibilidad de que esa inocencia y curiosidad les lleve a tomar, escoger y acercarse sin querer al área peligrosa.

Esto puede ocurrir en cualquier parte: en el hogar, en un parque, en la escuela, en casa de familiares; y/o amigos cercanos; es que por más seguro que se encuentre un espacio y por más juguetes que usted pueda colocar para entretener al más pequeño, muchos escogen el objeto menos indicado para jugar y hasta el espacio más riesgoso para ello, es allí donde no es una exageración decir que los niños ¡Son detectores del peligro!

Seguramente muchos padres se han identificado porque su pequeño puede ser precisamente ese que justamente va a donde no debe, eso no es anormal por el contrario es totalmente normal porque una de las principales características de todo niño es la curiosidad, y eso forma parte de su desarrollo como ser humano.
Sin embargo es una alarma que nos permite como padres estar más atentos a ello y a utilizar -en el caso de las madres específicamente- ese sexto sentido que nos indica que algo en el hogar puede ocasionar menos riesgo en nuestro pequeño si lo ubicamos en otro espacio o simplemente lo eliminamos.

¿Pero qué los hace ser detectores del peligro?

Sin ninguna duda: su curiosidad, la cual forma parte del desarrollo normal de su proceso de vida; por ello es tan importante estar allí como padres, ser nosotros quienes detectemos ese peligro latente y que no sean ellos quienes lo descubran por sí solo, y si sucede, explicarles, hablarles, porque aunque no parezca nuestros niños poco a poco van entendiendo, y para ello es necesario que como padres reforcemos las conexiones neuronales, que sólo se van logrando a través de la observación y la repetición.

Hay que entender que sólo hasta los 6 años es que ellos van conociendo el verdadero significado del peligro, por lo que antes de eso es indispensable que nuestras acciones repetitivas y constantes acerca de que algo no está bien sean firmes.

¿Es necesario caer en la sobreprotección?

Muchos especialistas aconsejan no incentivar la sobreprotección en los más pequeños, de hecho hay quienes afirman que no hay nada mejor para el desarrollo de ellos que permitirles una toma controlada de riesgo, ya que eso provoca que el niño consolide por sí solo habilidades como la disciplina y el autocontrol.

Lo más idóneo es evitar decir “No”, es mejor cambiarle esa palabra por “Ni se te ocurra” “Rechaza eso” etc, o utilizar una forma de hablar con distinto tono de voz y más pausado.

Jamás gritar cuando el niño se encuentre en peligro, con ello sólo conseguirás atemorizar; debes tomar en cuenta que el cerebro del más pequeño está en crecimiento y poco a poco está grabando las acciones que tú le enseñes, así que el miedo no nace con ellos, se va formando a medida que pasa el tiempo. Como padres, tú eres la mejor guía para encaminar a tu hijo sobre el peligro.

Recuerde que un ambiente sobreprotector podría más bien retrasar el desarrollo del niño, mandando mensajes erróneos a su cerebro tal y como “él no es capaz de protegerse solo”.

Sabemos que como padres no hay nada que quisiéramos más que nuestros hijos no conocieran el peligro; pero ésto, además de ser inevitable en la mayoría de los casos, a veces hasta es necesario para que el niño enfrente sus propios miedos, temores y conozcan poco a poco su destreza.

No se trata de dejar que se caigan solos por un hueco cuando lo podemos evitar, o dejar que le coloquen las manos al tomacorriente, se trata de tomar eso con la mayor serenidad, sin transmitir miedo en el más pequeño, enseñándole que eso es riesgoso con nuestras actitudes constantes y repetitivas. Toma en cuenta que somos nosotros los que debemos adelantarnos a ser los detectores del peligro para así evaluar, por ejemplo, el grado de daño que puede darse con alguna acción o la colocación de objetos en sitios inapropiados para ellos.

Referencias:

Foto de cabecera: Leonardo Dell Alquila |

ABC del bebé | Todo bebé | El dinamo

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